El 2020 resultó ser un año positivo para las manzanas y para las peras del Valle de Río Negro, con una demanda muy activa y con buenos resultados económicos. Pero se trató solo de una tregua. Este año se volvió a manifestar la crisis que viene sufriendo el sector desde hace mucho tiempo.
“Se redujo el volumen producido, cayeron los volúmenes comercializados -en el mercado interno y en el externo- y los resultados económicos no se muestran muy atractivos. La situación no es, sin embargo, igual para todos. Se ven marcadas diferencias entre los distintos actores, y entre manzanas y peras”, afirmó Betina Ernst, de Top Info a LA GACETA Rural.
Contó que para este año se estima una producción de peras de 620.000 toneladas; una cifra muy similar a la del año pasado. “Tampoco los destinos van a diferir mucho: un 50% se exportará; un 30% se industrializará, y 20% irá al mercado interno. No obstante, los resultados económicos no serán los mismos de 2020”, señaló.
Explicó que esto se debe a los menores precios que se están pagando y a un cambio en el destino de las exportaciones. “Año tras año se reducen los volúmenes enviados a Europa. Actualmente el interés solo se centra en los primeros envíos y en las calidades premium. Para gran parte de las Williams ya no hay lugar en Europa. Similar suerte corre la Packham’s”, dijo.
Precisó que el interés de los europeos se centra en las Abate y en las orgánicas. Contó que estas últimas tuvieron este año una muy buena campaña; asomó un activo interés y se multiplicaron las promociones de peras orgánicas argentinas en los supermercados europeos. “Pero se trata de un volumen relativamente pequeño, el total enviado a Europa se redujo nuevamente. También a los EEUU se envió menos. La caída a Europa y a EEUU se compensó por mayores envíos a Rusia y a Latinoamérica. El mercado interno se mostró en los primeros meses muy activo, y adquirió mayores volúmenes que otros años”, indicó.
Baja cosecha
En manzanas se esperaba una buena cosecha, similar a la del año pasado y superior a la de años previos. Pero eso no ocurrió. Actualmente se estima una producción de 560.000 toneladas, o incluso menos que ese número. “El fuerte calor durante la cosecha, como el constante abandono de chacras, determinó una mayor merma a lo esperado. La menor cosecha se hizo notar en los envíos a todos los destinos. Cayeron las exportaciones, los envíos al mercado interno y a la industria”, señaló Ernst.
Durante los primeros siete meses del año se exportó un 13% menos que el año pasado; con lo cual se cayó a los niveles de 2017 a 2019. “La caída se debió, en parte, a los menores envíos a Brasil. También a los otros países latinoamericanos se envió algo menos que el año pasado, al igual que a Rusia. Europa compró un volumen similar al de 2020. Solo EEUU se recuperó, al demandar mayores volúmenes de manzanas orgánicas”, puntualizó.
Señaló que, al igual que en en el caso de las peras, la forma de producción orgánica de la manzana, en cierta forma, está salvando las exportaciones a ultramar.
“La situación se presentó especialmente complicada en el mercado local y estuvo lejos de la euforia vivida el año pasado cuando estalló la pandemia. El efecto pandemia, con el vuelco hacia la comida sana, ya no es tan pronunciado. A esto se sumó la fuerte caída del poder adquisitivo que está sufriendo la sociedad”, explicó Ernst.
La conjunción de menores envíos al exterior, al mercado local y a la industria llevó a que los stocks de julio y de agosto superaran en un 20% y 34% a los del año previo. Por lo cual surge la incógnita de qué pasará durante los próximos meses. “Difícilmente se logre incrementar en forma marcada la exportación. Tampoco se prevé una mejora en el mercado local. Por lo cual se avizora un segundo semestre bastante complicado”, lamentó.